El grupo que se reunió en la orilla tenía un aspecto realmente extraño: los pájaros con las plumas sucias, los otros animales con el pelo pegado al cuerpo, y todos calados hasta los huesos, malhumorados e incómodos.
L’assemblea che si raccolse sulla riva era molto bizzarra. Figurarsi, gli uccelli avevano le penne inzuppate, e gli altri animali, col pelo incollato ai corpi, grondavano tutti acqua tristi e melanconici.
Lo primero era, naturalmente, discurrir el modo de secarse: lo discutieron entre ellos, y a los pocos minutos a Alicia le parecía de lo más natural encontrarse en aquella reunión y hablar familiarmente con los animales, como si los conociera de toda la vida. Sostuvo incluso una larga dlscusión con el Loro, que terminó poniéndose muy tozudo y sin querer decir otra cosa que «soy más viejo que tú, y tengo que saberlo mejor». Y como Alicia se negó a darse por vencida sin saber antes la edad del Loro, y el Loro se negó rotundamente a confesar su edad, ahí acabó la conversación.
La prima questione, messa sul tappeto, fu naturalmente il mezzo per asciugarsi: si consultarono tutti, e Alice dopo poco si mise a parlar familiarmente con loro, come se li conoscesse da un secolo uno per uno. Discusse lungamente col Lori, ma tosto costui le mostrò un viso accigliato, dicendo perentoriamente: — Son più vecchio di te, perciò ne so più di te; — ma Alice non volle convenirne se prima non le avesse detto quanti anni aveva. Il Lori non volle dirglielo, e la loro conversazione fu troncata. Il Topo, che sembrava persona d’una certa autorità fra loro, gridò:
Por fin el Ratón, que parecía gozar de cierta autoridad dentro del grupo, les gritó:
- ¡Sentaos todos y escuchadme! ¡Os aseguro que voy a dejaros secos en un santiamén!
Todos se sentaron pues, formando un amplio círculo, con el Ratón en medio. Alicia mantenía los ojos ansiosamente fijos en él, porque estaba segura de que iba a pescar un resfriado de aúpa si no se secaba en seguida.
— Si seggano, signori, e mi ascoltino! In pochi momenti seccherò tutti! — Tutti sedettero in giro al Topo. Alice si mise a guardare con una certa ansia, convinta che se non si fosse rasciugata presto, si sarebbe beccato un catarro coi fiocchi.
- ¡Ejem! - carraspeó el Ratón con aires de importancia- , ¿Estáis preparados? Esta es la historia más árida y por tanto más seca que conozco. ¡Silencio todos, por favor! «Guillermo el Conquistador, cuya causa era apoyada por el Papa, fue aceptado muy pronto por los ingleses, que necesitaban un jefe y estaban ha tiempo acostumbrados a usurpaciones y conquistas. Edwindo Y Morcaro, duques de Mercia y Northumbría...»
— Ehm! — disse il Topo, con accento autorevole, — siete tutti all’ordine? Questa domanda è bastantemente secca, mi pare! Silenzio tutti, per piacere! Guglielmo il Conquistatore, la cui causa era favorita dal papa, fu subito sottomesso dagli inglesi...
- ¡Uf! - graznó el Loro, con un escalofrío.
— Uuff! — fece il Lori con un brivido.
- Con perdón - dijo el Ratón, frunciendo el ceño, pero con mucha cortesia- . ¿Decía usted algo?
— Scusa! — disse il Topo con cipiglio, ma con molta cortesia: — Dicevi qualche cosa?
- ¡Yo no! - se apresuró a responder el Loro.
— Niente affatto! — rispose in fretta il Lori.
- Pues me lo había parecido -dijo el Ratón- . Continúo. «Edwindo y Morcaro, duques de Mercia y Northumbría, se pusieron a su favor, e incluso Stigandio, el patriótico arzobispo de Canterbury, lo encontró conveniente...»
— M’era parso di sì — soggiunse il Topo. — Continuo: Edwin e Morcar, i conti di Mercia e Northumbria, si dichiararono per lui; e anche, Stigand, il patriottico arcivescovo di Canterbury, trovò che...
- ¿Encontró qué? -preguntó el Pato.
— Che cosa? — disse l’anitra.
- Encontrólo -repuso el Ratón un poco enfadado- . Desde luego, usted sabe lo que lo quiere decir.
Trovo che — replicò vivamente il Topo — tu sai che significa "che?"
- ¡Claro que sé lo que quiere decir! - refunfuñó el Pato- . Cuando yo encuentro algo es casi siempre una rana o un gusano. Lo que quiero saber es qué fue lo que encontró el arzobispo.
Significa una cosa, quando trovo qualche cosa? — rispose l’Anitra; — un ranocchio o un verme. Si tratta di sapere che cosa trovò l’arcivescovo di Canterbury.
El Ratón hizo como si no hubiera oído esta pregunta y se apresuró a continuar con su historia:
- «Lo encontró conveniente y decidió ir con Edgardo Athelingo al encuentro de Guillermo y ofrecerle la corona. Guillermo actuó al principio con moderación. Pero la insolencia de sus normandos...» ¿Cómo te sientes ahora, querida? continuó, dirigiéndose a Alicia.
Il Topo non le badò e continuò: — Trovò che era opportuno andare con Edgar Antheling incontro a Guglielmo per offrirgli la corona. In principio Guglielmo usò moderazione; ma l’insolenza dei Normanni... Ebbene, cara, come stai ora? — disse rivolto ad Alice.
- Tan mojada como al principio - dijo Alicia en tono melancólico- . Esta historia es muy seca, pero parece que a mi no me seca nada.
— Bagnata come un pulcino, — rispose Alice afflitta, — mi sembra che il tuo racconto secchi, ma non asciughi affatto.
- En este caso - dijo solemnemente el Dodo, mientras se ponía en pie- , propongo que se abra un receso en la sesión y que pasemos a la adopción inmediata de remedios más radicales...
— In questo caso, — disse il Dronte in tono solenne, levandosi in piedi, — propongo che l’assemblea si aggiorni per l’adozione di rimedi più energici...
- ¡Habla en cristiano! - protestó el Aguilucho- . No sé lo que quieren decir ni la mitad de estas palabras altisonantes, y es más, ¡creo que tampoco tú sabes lo que significan!
Y el Aguilucho bajó la cabeza para ocultar una sonrisa; algunos de los otros pájaros rieron sin disimulo.
Ma parla italiano! — esclamò l’Aquilotto. — Non capisco neppur la metà di quei tuoi paroloni, e forse tu stesso non ne capisci un’acca. — L’Aquilotto chinò la testa per nascondere un sorriso, ma alcuni degli uccelli si misero a sghignazzare sinceramente.
- Lo que yo iba a decir - siguió el Dodo en tono ofendido- es que el mejor modo para secarnos sería una Carrera Loca.
— Volevo dire, — continuò il Dronte, offeso, — che il miglior modo di asciugarsi sarebbe di fare una corsa scompigliata.
- ¿Qué es una Carrera Loca? - preguntó Alicia, y no porque tuviera muchas ganas de averiguarlo, sino porque el Dodo había hecho una pausa, como esperando que alguien dijera algo, y nadie parecía dispuesto a decir nada.
— Che è la corsa scompigliata? — domandò Alice. Non le premeva molto di saperlo, ma il Dronte taceva come se qualcheduno dovesse parlare, mentre nessuno sembrava disposto ad aprire bocca o becco.
- Bueno, la mejor manera de explicarlo es hacerlo. (Y por si alguno de vosotros quiere hacer también una Carrera Loca cualquier día de invierno, voy a contaros cómo la organizó el Dodo.)
— Ecco, — disse il Dronte, — il miglior modo di spiegarla è farla. — (E siccome vi potrebbe venire in mente di provare questa corsa in qualche giorno d’inverno, vi dirò come la diresse il Dronte.)
Primero trazó una pista para la Carrera, más o menos en círculo («la forma exacta no tiene importancia», dijo) y después todo el grupo se fue colocando aquí y allá a lo largo de la pista. No hubo el «A la una, a las dos, a las tres, ya», sino que todos empezaron a correr cuando quisieron, y cada uno paró cuando quiso, de modo que no era fácil saber cuándo terminaba la carrera. Sin embargo, cuando llevaban corriendo más o menos media hora, y volvían a estar ya secos, el Dodo gritó súbitamente:
- ¡La carrera ha terminado!
Y todos se agruparon jadeantes a su alrededor, preguntando:
- ¿Pero quién ha ganado?
Prima tracciò la linea dello steccato, una specie di circolo, (— che la forma sia esatta o no, non importa, — disse) e poi tutta la brigata entrò nello steccato disponendosi in questo o in quel punto. Non si udì: — Uno, due tre... via! ’ma tutti cominciarono a correre a piacere; e si fermarono quando vollero, di modo che non si seppe quando la corsa fosse terminata. A ogni modo, dopo che ebbero corso una mezz’ora o quasi, e si sentirono tutti bene asciugati, il Dronte esclamò: — La corsa è finita! — e tutti lo circondarono anelanti domandando: — Ma chi ha vinto?
El Dodo no podía contestar a esta pregunta sin entregarse antes a largas cavilaciones, y estuvo largo rato reflexionando con un dedo apoyado en la frente (la postura en que aparecen casi siempre retratados los pensadores), mientras los demás esperaban en silencio. Por fin el Dodo dijo:
- Todos hemos ganado, y todos tenemos que recibir un premio.
Per il Dronte non era facile rispondere, perciò sedette e restò a lungo con un dito appoggiato alla fronte (tale e quale si rappresenta Shakespeare nei ritratti), mentre gli altri tacevano. Finalmente il Dronte disse: — Tutti hanno vinto e tutti debbono essere premiati.
- ¿Pero quién dará los premios? - preguntó un coro de voces.
—. Ma chi distribuirà i premi? — replicò un coro di voci.
- Pues ella, naturalmente - dijo el Dodo, señalando a Alicia con el dedo.
Y todo el grupo se agolpó alrededor de Alicia, gritando como locos:
- ¡Premios! ¡Premios!
— Lei, s’intende! — disse il Dronte, indicando con un dito Alice. E tutti le si affollarono intorno; gridando confusamente: — I premi! i premi!
Alicia no sabía qué hacer, y se metió desesperada una mano en el bolsillo, y encontró una caja de confites (por suerte el agua salada no había entrado dentro), y los repartió como premios. Había exactamente un confite para cada uno de ellos.
Alice non sapeva che fare, e nella disperazione si cacciò le mani in tasca, e ne cavò una scatola di confetti (per buona sorte non v’era entrata l’acqua,) e li distribuì in giro. Ce n’era appunto uno per ciascuno.
- Pero ella también debe tener un premio - dijo el Ratón.
— Ma dovrebbe esser premiata anche lei, — disse il Topo.
- Claro que sí -aprobó el Dodo con gravedad, y, dirigaiéndose a Alicia, preguntó- : ¿Qué más tienes en el bolsillo?
Naturalmente, — soggiunse gravemente il Dronte; — Che altro hai in tasca? — chiese ad Alice.
- Sólo un dedal -dijo Alicia.
— Un ditale, rispose mestamente la fanciulla.
- Venga el dedal -dijo el Dodo.
Dài qui, — replicò il Dronte.
Y entonces todos la rodearon una vez más, mientras el Dodo le ofrecía solemnemente el dedal con las palabras:
- Os rogamos que aceptéis este elegante dedal.
Y después de este cortísimo discurso, todos aplaudieron con entusiasmo.
E tutti l’accerchiarono di nuovo, mentre il Dronte con molta gravità le offriva il ditale, dicendo: — La preghiamo di accettare quest’elegante ditale; — e tutti applaudirono a quel breve discorso.
Alicia pensó que todo esto era muy absurdo, pero los demás parecían tomarlo tan en serio que no se atrevió a reír, y, como tampoco se le ocurría nada que decir, se limitó a hacer una reverencia, y a coger el dedal, con el aire más solemne que pudo.
Había llegado el momento de comerse los confites, lo que provocó bastante ruido y confusión, pues los pájaros grandes se quejaban de que sabían a poco, y los pájaros pequeños se atragantaban y había que darles palmaditas en la espalda. Sin embargo, por fin terminaron con los confites, y de nuevo se sentaron en círculo, y pidieron al Ratón que les contara otra historia.
Bisognava ora mangiare i confetti; cosa che cagionò un po’ di rumore e di confusione, perchè gli uccelli grandi si lagnavano che non avevano potuto assaporarli, e i piccoli, avendoli inghiottiti d’un colpo, corsero il rischio di strozzarsi e si dovè picchiarli sulla schiena. Ma anche questo finì, e sedettero in circolo pregando il Topo di dire qualche altra cosa.
- Me prometiste contarme tu vida, ¿te acuerdas? - dijo Alicia- . Y por qué odias a los... G. y a los P. - añadió en un susurro, sin atreverse a nombrar a los gatos y a los perros por su nombre completo para no ofender al Ratón de nuevo.
— Ricordati che mi hai promesso di narrarmi la tua storia, — disse Alice, — e la ragione per cui tu odii i G. e i C., — soggiunse sommessamente, temendo di offenderlo di nuovo.
- ¡Arrastro tras de mí una realidad muy larga y muy triste! - exclamó el Ratón, dirigiéndose a Alicia y dejando escapar un suspiro.
— La mia storia è lunga e triste e con la coda! — rispose il Topo, sospirando.
- Desde luego, arrastras una cola larguísima - dijo Alicia, mientras echaba una mirada admirativa a la cola del Ratón- , pero ¿por qué dices que es triste?
Y tan convencida estaba Alicia de que el Ratón se refería a su cola, que, cuando él empezó a hablar, la historia que contó tomó en la imaginación de Alicia una forma así:
— Certo è una coda lunga, — disse Alice, guardando con meraviglia la coda del topo, — ma perchè la chiami trista? — E continuò a pensarci impacciata, mentre il Topo parlava. Così l’idea che ella si fece di quella storia con la coda fu press’a poco questa:
"Cierta Furia dijo a un
Ratón al que se encontró
en su casa: "Vamos a ir jun-
tos ante la Ley: Yo te acu-
saré, y tú te defenderás.
¡Vamos! No admitiré más
discusiónes Hemos de
tener un proceso, por-
que esta mañana no he
tenido ninguna otra
cosa que hacer". El
Ratón respondió a la
Furia: "Ese pleito, se-
ñora no servirá si no
tenemos juez y jurado,
y no servirá más que
para que nos gritemos
uno a otro como una
pareja de tontos"
Y replicó la Fu-
ria: "Yo seré
al mismo tiempo
el juez y el
jurado." Lo dijo
taimadamente
la vieja Fu-
ria. "Yo seré
la que diga
todo lo que
haya que de-
cir, y tam-
bien quien
a muer-
te con-
de-
ne."
Furietta disse
al Topo
che avea
sorpreso
in casa:
Andiamo
in tribunale;
per farti
processare
Non voglio
le tue scuse,
o Topo
scellerato.
Quest’oggi
non ho niente
nel mio villin
da fare. —
Disse a
Furietta
il Topo:
Ma come
andare
in Corte?
Senza giurati
e giudici
Sarebbe
una vendetta!
Sarò giurato
e giudice,
rispose
Furietta,
E passerò
soffiando
la tua
sentenza
a morte.
- ¡No me estás escuchando! - protestó el Ratón, dirigiéndose a Alicia- . ¿Dónde tienes la cabeza?
Tu non stai attenta! — disse il Topo ad Alice severamente. — A che cosa pensi?
- Por favor, no te enfades -dijo Alicia con suavidad- . Si no me equivoco, ibas ya por la quinta vuelta.
— Scusami, — rispose umilmente Alice: — sei giunto alla quinta vertebra della coda, non è vero?
- ¡Nada de eso! - chilló el Ratón- . ¿De qué vueltas hablas? ¡Te estás burlando de mí y sólo dices tonterías!
— No, do...po, — riprese il Topo irato, scandendo le sillabe.
— C’è un nodo? — esclamò Alice sempre pronta e servizievole, e guardandosi intorno. — Ti aiuterò a scioglierlo!
Y el Ratón se levantó y se fue muy enfadado.
— Niente affatto! — rispose il Topo, levandosi e facendo l’atto di andarsene. Tu m’insulti dicendo tali sciocchezze!
- ¡Ha sido sin querer! exclamó la pobre Alicia- . ¡Pero tú te enfadas con tanta facilidad!
— Ma, no! — disse Alice con umiltà. — Tu t’offendi con facilità!
El Ratón sólo respondió con un gruñido, mientras seguía alejándose.
Per tutta risposta il Topo si mise a borbottare.
- ¡Vuelve, por favor, y termina tu historia! - gritó Alicia tras él.
Y los otros animales se unieron a ella y gritaron a coro:
- ¡Sí, vuelve, por favor!
Pero el Ratón movió ímpaciente la cabeza y apresuró el paso.
— Per piacere, ritorna e finisci il tuo racconto! — gridò Alice; e tutti gli altri s’unirono in coro: — Via finisci il racconto! — Ma il Topo crollò il capo con un moto d’impazienza, e affrettò il passo.
- ¡Qué lástima que no se haya querido quedar! -suspiró el Loro, cuando el Ratón se hubo perdido de vista.
Y una vieja Cangreja aprovechó la ocasión para decirle a su hija:
- ¡Ah, cariño! ¡Que te sirva de lección para no dejarte arrastrar nunca por tu mal genio!
- ¡Calla esa boca, mamá! -protestó con aspereza la Cangrejita-. ¡Eres capaz de acabar con la paciencia de una ostra!
— Peccato che non sia rimasto! — disse sospirando il Lori; appena il Topo si fu dileguato. Un vecchio granchio colse quell’occasione per dire alla sua piccina: — Amor mio, ti serva di lezione, e bada di non adirarti mai! — Papà, — disse la piccina sdegnosa, — tu stancheresti anche la pazienza d’un’ostrica!
- ¡Ojalá estuviera aquí Dina con nosotros! - dijo Alicia en voz alta, pero sin dirigirse a nadie en particular-.
¡Ella sí que nos traería al Ratón en un santiamén!
— Ah, se Dina fosse qui! — disse Alice parlando ad alta voce, ma senza rivolgersi particolarmente a nessuno. — Lo riporterebbe indietro subito!
- ¡Y quién es Dina, si se me permite la pregunta? - quiso saber el Loro.
— Scusa la domanda, chi è Dina? — domando il Lori.
Alicia contestó con entusiasmo, porque siempre estaba dispuesta a hablar de su amiga favorita:
- Dina es nuestra gata. ¡Y no podéis imaginar lo lista que es para cazar ratones! ¡Una maravilla! ¡Y me gustaría que la vierais correr tras los pájaros!
¡Se zampa un pajarito en un abrir y cerrar de ojos!
Alice rispose sollecitamente sempre pronta a parlare del suo animale prediletto: — La mia gatta. Fa prodigi, quando caccia i topi! E se la vedessi correr dietro gli uccelli! Un uccellino lo fa sparire in un boccone.
Estas palabras causaron una impresión terrible entre los animales que la rodeaban. Algunos pájaros se apresuraron a levantar el vuelo. Una vieja urraca se acurrucó bien entre sus plumas, mientras murmuraba: «No tengo más remedio que irme a casa; el frío de la noche no le sienta bien a mi garganta». Y un canario reunió a todos sus pequeños, mientras les decía con una vocecilla temblorosa: «¡Vamos, queridos! ¡Es hora de que estéis todos en la cama!» Y así, con distintos pretextos, todos se fueron de allí, y en unos segundos Alicia se encontró complelamente sola.
Questo discorso produsse una grande impressione nell’assemblea. Alcuni uccelli spiccarono immediatamente il volo: una vecchia gazza si avviluppò ben bene dicendo: — è tempo di tornare a casa; l’aria notturna mi fa male alla gola! — Un canarino chiamò con voce tremula tutti i suoi piccini. — Via, via cari miei! È tempo di andare a letto! — Ciascuno trovò un pretesto per andarsene, e Alice rimase sola.
- ¡Ojalá no hubiera hablado de Dina! - se dijo en tono melancólico- . ¡Aquí abajo, mi gata no parece gustarle a nadie, y sin embargo estoy bien segura de que es la mejor gata del mundo! ¡Ay, mi Dina, mi querida Dina! ¡Me pregunto si volveré a verte alguna vez!
Y la pobre Alicia se echó a llorar de nuevo, porque se sentía muy sola y muy deprimida. Al poco rato, sin embargo, volvió a oír un ruidito de pisadas a lo lejos y levantó la vista esperanzada, pensando que a lo mejor el Ratón había cambiado de idea y volvía atrás para terminar su historia.
"Non dovevo nominare Dina! — disse malinconicamente tra sè. — Pare che quaggiù nessuno le voglia bene; ed è la migliore gatta del mondo! Oh, cara Dina, chi sa se ti rivedrò mai più!" E la povera Alice ricominciò a piangere, perchè si sentiva soletta e sconsolata. Ma alcuni momenti dopo avvertì di nuovo uno scalpiccio in lontananza, e guardò fissamente nella speranza che il Topo, dopo averci ripensato, tornasse per finire il suo racconto.